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Breve historia de la encuadernación artesanal

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Como sabéis, impartimos talleres y formaciones sobre encuadernación manual, por ello, queremos contaros un poco sobre su historia, sobre cómo surgió este oficio hoy en día convertido en arte.  Esta técnica, que ahora ha quedado como algo al que sólo unos pocos dedican su tiempo, hace siglos fue la única manera para conservar manuscritos, códices o cualquier tipo de documentación sobre papel, pergamino o papiro.

El objetivo de la encuadernación, a parte de la conservación del manuscrito, es también facilitar el manejo y la presentación artística y comercial. Suponemos que no era fácil portar rollos de pergamino, ni tampoco práctico. Por ello, se llegó a la técnica de unir los pergaminos en pequeños cuadernillos que juntos conforman lo que conocemos como libro.

Antes del s.XIX, la encuadernación era siempre manual y muy costosa por lo que se encargaban  encuadernaciones artesanales refinadas o utilitarias al gusto de quienes las encargaban. Se tiene constancia de que romanos, griegos y egipcios ya utilizaban una encuadernación muy simple para conservar sus ejemplares. Utilizaban trozos de pergamino o papiro atados con cuerdas o tiras. Sin embargo, todavía utilizaban el sistema cilíndrico de almacenaje, es decir, en rollos. A veces para libros muy valiosos adornaban las cajas donde los albergaban como signo de estatus.

Un poco más tarde, los romanos utilizaron también los llamados pugilares que unían con anillas o cordones, solían ser en forma de díptico.

Al principio la encuadernación artesanal o manual no evolucionó mucho, no fue hasta la llegada del códice de pergamino cuando se considera la encuadernación como tal. Fue en el s.XIII cuando los monjes comenzaron sus escritos amanuenses dentro de los monasterios y, por tanto, empezó a desarrollarse en mayor medida por un motivo de conservación. En esta época, las tapas se hacían con tablas o pergamino que después se adornaban. Durante este siglo se desarrolló el arte de la encuadernación con verdaderas filigranas hechas a base de miniaturas, iluminaciones y pequeñas piezas de orfebrería. A este tipo de encuadernación, por coincidir en tiempo con este movimiento artístico, se le denomina Encuadernación Gótica.

Siglos más tarde, la influencia de otras culturas, algunas de ellas exóticas provenientes del norte de África, hizo que las tapas albergasen otro tipo de materiales como los metales, piedras preciosas, marfil o incluso madera tallada, encareciendo considerablemente el producto.

Ya en el siglo XV empezó el lujo en el arte de los libros. La evolución que tomó la encuadernación artesanal fue cubrir las tapas con piel de distinto tipo decorados con hierros calientes sobre la piel (esta técnica se denomina gofrado) para proteger los manuscritos de las inclemencias del tiempo y la humedad de los edificios de la época. A esta piel a partir del s.XV, además, se le añadieron adornos y filigranas con pan de oro.

Dado que era una elaboración completamente artesanal, el libro se convirtió en un artículo de lujo, adquirido sólo por grandes fortunas y que, incluso, para su elaboración requería la firma de un contrato y su incumplimiento podía tener respuestas legales. Se regalaba como un producto similar a las joyas y casi con el mismo significado de estas. Sin embargo, se seguía llevando a cabo la encuadernación manual con tapas blandas de pergamino o piel que lo hacían algo más asequible. Para proteger las tapas de posibles rozaduras o accidentes, se podían usar clavos o cantoneras de distinto tipo, que hacían que la tapa no sufriera daño alguno, de manera accidental.

En la Edad Media surgen tres tipos distintos de encuadernaciones: sencillas o de utilidad, era un libro manual que se utilizaba sobre todo en el ámbito de los monasterios, se solían guarnecer con cobre o hierro y se ataban con una cadena a un poste o pupitre para evitar extravíos, recibían también el nombre de libros encadenados; elegantes, las tablas de las tapas se recubrían con terciopelo y se le añadía alguna decoración en plata, esta forma era típica de Constantinopla, en España además, siglos antes (en el XIII) se había popularizado el estilo mudéjar en los gofrados de los libros; de gran lujo, se empleaban marfiles grabados, placas de oro y relieves y esmaltes de piedras preciosas, esta forma se utilizaba casi exclusivamente para libros de liturgia, en sus adornos siempre se representaban escenas de las épocas en las que se produjeron, esta clase de libros también podían llamarse tumbos, por su gran tamaño y la manera de almacenarse en horizontal.

encuadernacion artesanal Madrid

En la venta de libros solemos distinguir entre tapa dura y tapa blanda. La encuadernación de tapa dura se la conoce también con el nombre de encuadernación cartoné mientras que la encuadernación de tapa blanda recibe varios nombres, tapa blanda, encuadernación grapada, etc. Para este último tipo de encuadernación suelen utilizarse materiales como el cartón o el papel de más gramaje, además actualmente y para abaratar costes, en ella las hojas no se cosen sino que se pegan, por lo tanto facilita que la encuadernación se haga en una cadena de montaje.

A finales del s.XIX, una vez iniciada la revolución industrial, muchas editoriales optan por la encuadernación rústica, es decir, de tapa dura, y la publicación editorial en serie para abaratar costes. Esto hizo que el rango de población que podía comprar libros se ampliase. La encuadernación manual se distingue sobre todo por ser la encuadernación mediante la técnica del cosido

En la Edad Moderna muchos de los materiales que habían sido utilizados tradicionalmente en la encuadernación artesanal se pierden, para evitar destrozos de carcoma y otras plagas que podían deteriorar los códices o libros. Más tarde surgirían materiales como el cartón, desapareciendo casi por completo las encuadernaciones de lujo o con metales preciosos en favor de otros materiales que permitían la producción en cadena (rotativas) y economizar el coste de producción, llegando la cultura a más sectores de la población.

No obstante, aún se conservan muchos libros, códices y manuscritos de épocas pasadas que es necesario conservar. Si bien es cierto que la digitalización ha hecho mucho por su conservación y por el menor deterioro de los mismos, también es cierto que se necesitan expertos restauradores para poder llevarlos a su estado casi original utilizando las técnicas tradicionales que le dieron vida.

La encuadernación artesanal es pues, un oficio casi extinto, pero muy solicitado tanto por su parte de restauración como por la elaboración de algo nuevo completamente original con las técnicas más antiguas y con la dedicación, el cariño y el esfuerzo que supone un trabajo manual.

Si quieres aprender la técnica de la encuadernación artesanal te sugerimos que consultes los próximos cursos en torno a ello que Ana Jessen ofrecerá en Madrid. Disfruta del arte de la encuadernación y comparte con la historia una de las técnicas más importantes de conservación de documentación antigua.

 

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Breve historia de la encuadernación artesanal
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Breve historia de la encuadernación artesanal
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Como muchos sabrán, Ana Jessen imparte talleres y formaciones sobre encuadernación manual, por ello, es importante conocer un poco de su historia, sobre cómo surgió este oficio hoy en día convertido en arte. Esta técnica, a punto de caer en el olvido hoy en nuestros días, hace siglos fue la única manera para conservar manuscritos, códices o cualquier tipo de documentación sobre papel, pergamino o papiro.
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Ana Jessen
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