En un taller de restauración de libros todos los ejemplares que llegan tienen interés, bien por su antigüedad, bien por lo que hay que restaurar de ellos, bien por su contenido, o simplemente porque me gusta mi oficio; pero cuando llegan libros que reúnen varias de estas características se convierten en objetos especiales.
Esta es la historia de uno de esos libros.
Estaba fechado en la segunda mitad del siglo XVII, impreso, y en tan mal estado debido a la humedad, que se tuvieron que restaurar todas las hojas en un proceso de injertos y consolidación de rasgaduras, lento y laborioso. Algunos trozos estaban totalmente desprendidos y traspapelados lo que supuso un trabajo de búsqueda del lugar donde debían integrarse, también laborioso pero fascinante.
Estaba fechado en la segunda mitad del siglo XVII, impreso, y en tan mal estado debido a la humedad, que se tuvieron que restaurar todas las hojas en un proceso de injertos y consolidación de rasgaduras, lento y laborioso. Algunos trozos estaban totalmente desprendidos y traspapelados lo que supuso un trabajo de búsqueda del lugar donde debían integrarse, también laborioso pero fascinante.
Pero esto no fue lo más interesante.
Era un libro de viajes.
El autor se había embarcado en un larguísimo periplo de 21 años, por diferentes países describiendo lo que veía y el comportamiento intolerable cometido por los representantes del estamento político. Incluso, fue testigo, y partícipe en la introducción, por primera vez, de armas de fuego en Japón.
El libro se publicó treinta años después de que el autor falleciera, y cuando salió a la luz surgió la polémica y la crítica. Las autoridades políticas y laicas lo criticaron por poner en evidencia su conducta inmoral y abusiva, y los lectores comunes consideraron que eran demasiado fantasioso lo que se describía en el libro y que no podía ser verdad.
Eso sucedió en el país de origen, pero cuando se tradujo en España, reino rival, el recibimiento fue diferente. En esa época estaba en boga la literatura picaresca por lo que cualquier cosa era creíble, además todo lo negativo que se contaba sobre las fechorías del gobierno del país de origen, eran argumentos a favor para mantener la competencia entre los dos territorios.
Es verdad que el autor escribió el libro de memoria, once años después de volver a su tierra, y puede que muchos acontecimientos no los recordara correctamente, pero se da el caso de que el traductor al castellano de la obra, escribió en los márgenes confirmando algunos de los hechos que se describen.
Y a propósito de esto, recuerdo ahora otra obra que también fue criticada y que a estas alturas del siglo XXI todavía se duda sobre la veracidad de algunas cosas que relata. Me refiero al Libro de las Maravillas, de Marco Polo, cuyo contenido también corresponde a los recuerdos de sus viajes.
Sea verdad o no lo que se describe en ambos libros, lo cierto es que, en su época, suscitaron interés a favor o en contra, y aún hoy, aunque sea difícil la lectura en una edición del siglo XVII, siguen siendo objeto de admiración, no solamente por las “maravillas” que puedan describirse en ellos, sino y, sobre todo, por la valentía y curiosidad de los viajeros.
El valor de adentrarse en lo desconocido es privilegio de los intrépidos, los demás nos conformamos con ver el mundo a través de sus ojos leyendo sus recuerdos.
Fuentes:
ÁLVARES SELLERS M.R. Caminos portugueses hacia Oriente de la peregrinãçao de Fernão Mendes Pinto a la comedia de Fernán Méndez Pinto de Enríquez Gómez. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2015. En https://www.cervantesvirtual.com/
Artículo de Isabel Soler. ISNN 2696-564X. En Portal Digital de Historia de la traducción en España https://phte.upf.edu/dhte/portugues/pinto-fernao-mendes/
Retrato de Fernán Méndez Pinto De https://www.amrs.pt/layout/mc6.pdf, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1707724