Sin duda, el papel es el “soporte estrella” en el que expresar todo lo que produce la imaginación humana, pero antes de su aparición, como ya hemos comentado en otros artículos de este blog, se utilizaron otros soportes, y de todos ellos, sin duda, las paredes de los edificios fueron los medios para la transmisión de los mensajes que debían llegar a todo el público, es lo que en origen era el graffiti o grafito.
En esto los romanos fueron maestros como atestiguan los grafitos encontrados en las ciudades sepultadas por el Vesubio. Son grafitos de distinto contenido: oficiales (rótulos electorales o festivos), privados que comunican una noticia o publicitan un negocio. Todos tienen en común lo efímero de su existencia, pues terminada la “campaña electoral” o el evento que se anunciase, se pintaba encima para publicitar el siguiente acontecimiento. En cualquier caso, los que han perdurado hasta nuestros días, nos dan una imagen de la vida cotidiana en un momento determinado.[i]
«…
nos permiten escuchar la voz del pueblo jocoso, es eco de la vida sana,
ruidosa, trepidante, del pueblo que dialoga en la calle, en su barrio e,
incluso, en la ciudad entera.»
Pero hay otros grafitos, mucho más interesantes, más íntimos, escritos por personas anónimas que grabaron en las paredes sus deseos y preocupaciones, a veces en zonas ocultas de las casas. No pasan de ser dibujos con o sin sentido, lamentos, insultos, declaraciones amorosas, firmas de viajeros que se resisten al anonimato y graban en los monumentos la fecha de su visita junto al nombre. Todos nos acercan a aquellos personajes que dejaron su huella en la piedra, que invirtieron su tiempo en expresar lo que en ese momento sentían, o que dejándose llevar por el aburrimiento dibujaban caricaturas.
Sea como sean todos tienen en común el deseo de eternidad, de perdurar en el tiempo; de que el viajero del siglo XXI vea la firma del viajero que estuvo en 1848, contemplando el mismo lugar, y no le olvide.
El viento, el agua, la temperatura y el tiempo erosionan la piedra y van borrando los nombres, los dibujos, y esas frases cortas que condensan lo más profundo del individuo que las escribió, y con la brisa alcanzan el olvido
La aparición del pergamino y el papel no acabó con esta costumbre, y en libros de contenido variopinto, y de distintas épocas, se pueden encontrar dibujos en los márgenes, a veces muy curiosos. Restaurando un libro de leyes del siglo XIII, me encontré en el margen inferior de una página, el dibujo de un dragón de varias cabezas y dos guerreros armados y enfrentados que parecían hablarse. ¿En qué estaba pensando el copista? ¿Estaba aburrido? ¿Era joven? ¿Tuvo problemas con sus superiores por hacer ese dibujo? ¿El libro que ahora restauramos y que indudablemente es una joya del patrimonio cultural, era en realidad un libro de prácticas para los aprendices?
Muchas preguntas sin respuesta.
No sé si fue el autor del dibujo, u otro autor, el que escribió en otra página, con letra clara y esmero “yo fulano”. Firmó su obra sin nombre, sin identidad, pero con el deseo de darse a conocer reivindicando su existencia y su trabajo.
Los libros son objetos frágiles, pero se pueden restaurar, y aunque en ocasiones la pérdida del soporte suponga una pérdida del texto, estos mensajes íntimos, personales, entrañables, aguardan su despertar protegidos entre sus páginas.
Al fin “yo Fulano” alcanzó la inmortalidad, y yo encontré mi profesión gracias al deseo compulsivo de escribir de los seres humanos.
Fuentes:
Rodríguez-San Pedro Bezares, Luis E. Vítor (¡Viva! Y su historia en Salamanca) Cartas de los lectores (7/12/2019) en https://lacronicadesalamanca.com/257015-vitor-viva-y-su-historia-en-salamanca/
CALDERÓN SÁNCHEZ, M. Documentos Epigráficos para el Estudio de la Casa de la Diana Arcaizante y de la Ínsula VII, 6 -POMPEYA-, Master en Arqueología del Mediterráneo en la Antigüedad Clásica. Trabajo fin de Máster. Universidad Complutense de Madrid
LILLO REDONET, F. Taller de grafitos y Pintadas de Pompeya (la escuela, los gladiadores, las elecciones). En https://www.culturaclasica.com
[1] CALDERÓN SÁNCHEZ, M. Documentos Epigráficos para el Estudio de la Casa de la Diana Arcaizante y de la Ínsula VII, 6 -POMPEYA-, Master en Arqueología del Mediterráneo en la Antigüedad Clásica. Trabajo fin de Máster. Universidad Complutense de Madrid. Pág. 5